Colonus

2016
Santiago
Materiales: silla, piezas de cerámica, hilos de lino.
Técnicas: cerámica gres.
0,4 x 0,5 x 0,9 mt.


Cuando tenía 5 años recorrí un gran bosque del sur. Cruzando un riachuelo se me adhirieron unas sanguijuelas, mi mamá me las quitó y dijo “son hojas”.
Supe que no eran hojas. Misterio. Porque disfrazarlas de hojas? Qué percibí?

Desde niña siento curiosidad por los organismos vivos, cómo funcionan sus cuerpos, órganos, cómo se alimentan o reproducen. Cómo has evolucionado para llegar a ser como son. Me fascina observar los micromundos de líquenes, musgos e insectos o en baja marea las colonias de pequeños moluscos y algas. También persiste en mí la pregunta ¿cómo percibimos lo natural?

Enfatizo mi interés por mostrar la naturaleza como un ente fascinante, hermoso, pero en absoluto complaciente, que continuamente observamos parcialmente, como una postal de un paisaje, para evitar poner el foco en lo monstruoso y el latente peligro que subyace en lo natural.

En Colonius convergen conjuntos de volúmenes -modelados en arcilla-, que encarnan colonias de organismos y una silla, elemento cultural que tiene por función dar asiento.

Sabemos que la colonización por parte de organismos vivos habla de un sometimiento hacia lo colonizado, de un crecimiento con cierto ritmo, entonces percibimos que la silla invadida ha sido puesta en crisis en cuanto a su funcionalidad.

Así como los barcos hundidos en el mar, las infecciones pandémicas, las ruinas, nos muestran el sometimiento de la naturaleza por sobre lo cultural. Esto es lo que aquí nos puede parecer perturbador.